Me llamo Juan González Alonso y las notas biográficas en 3º persona cuando las escribe uno, no me gustan. Nací en Madrid, en 1978. Hasta principios de siglo viví en San Martín de Valdeiglesias, donde pusieron mi nombre a un pantano. Allí aprendí a conducir y a echar de comer a la pareja de leones que vivían en el castillo que había al lado de casa de mis abuelos maternos. Dejé el pueblo para venirme a Madrid a hacer cualquier cosa, y en Madrid he vivido desde entonces. De todas las afirmaciones que acabo de meter en este párrafo, dos son falsas.
Hasta ahora, salvo algún que otro recuerdo más o menos entrañable o ridículo (según se aplique la santísima memoria con los fragmentos) no tengo publicaciones reseñables ni he estado vinculado a la actividad literaria pública. Estos textos, salvo algunos amigos y otras personas que no pudieron correr lo suficiente, no habrán tenido una media de más de 25 lectores. Por supuesto que sobre ello se pueden hacer muchas especulaciones, y es innegable que la mayor parte de las que se hagan de forma dañina o ramplona también estarán entre las acertadas.
No tengo una fecha clara con que datar el inicio de mi actividad personal como escritor. Lo primero que se me viene a la cabeza es que soy un ser léxico, así que empecé con la literatura oral. En cuanto a los escritos, tengo una voluminosa producción de textos que han ido evolucinando por todos los formatos cortos de verso y prosa. Pero son textos.Esa es la palabra que siempre uso y la que he decidido creerme. Por supuesto, al igual que en el párrafo anterior, las especulaciones que se deslicen por el lado grueso estarán también entre las acertadas.
A finales de 2011 decidí plantearme la búsqueda de editor o mecenas (lo mismo me da que sea marquesa que marqués si ama sin reservas mi arte sin igual) y empecé a seleccionar y trabajar en los poemarios, cuadernos de notas, relatos y artefactos de lectura que considero tienen calidad suficiente para salir del cajón de mi casa (perdón, la cpu de mi pc). Para ello la tela de araña (araña) que he montado, en la que entiendo alguno se perderá (¿en qué sentido estará este verbo final cuando lo leas?)
Esta matruska de cristal es una forma de publicitarlos todos, airearlos todos en pos de mi gloria literaria. Por eso dice que es de cristal